Elena Sánchez de Arrojo

Católica convencida y directa promotora de la Escuela de Enfermeras de la Cruz Roja

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Elena Sánchez de Arrojo, escritora, poeta, activista social, concejala municipal y presidenta de la Cruz Roja de Guadalajara, nació en Madrid en 1857 y partió a Filipinas por ser su padre militar. Allí se casó, tuvo dos hijos, enviudó y perdió también a su único hermano a consecuencia de la guerra. Tal y como asegura ella misma allí fue «donde pasé los más venturosos años de mi vida, entre amigos cariñosos y consecuentes, tanto como jamás volví a tener», y donde comenzó a publicar sus primeros trabajos periodísticos y literarios.

Estas circunstancias personales marcaron sin duda su vida y quehacer futuro. Volvió a España y perteneció al círculo de damas de la reina Victoria Eugenia, con la que creó en 1917 las Damas de la Cruz Roja, o de enfermería, mujeres no consagradas dedicadas a atender a los muchos heridos de las guerras coloniales, y del África en los años finales del siglo XIX y el primer tercio del XX, ya que todas las necesidades no podían ser atendidas por quienes desde el siglo XVII se habían estado dedicando a esos menesteres, las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl.

Fue en 1917 también cuando se publicó Manual de la carrera de enfermeras para el uso de las Hermanas de la Caridad Española. Las primeras profesoras del curso de Damas de la Cruz Roja fueron experimentadas Hermanas de la Caridad: la Reina Victoria Eugenia se trajo a Sor Marta de Francia y a Sor María de Gran Bretaña. Elena Sánchez Arrojo escribió en 1920 otro manual de enfermería que se utilizó para la formación de las enfermeras de la Cruz Roja: El Consultor de la Dama Enfermera.

Esta mujer también fue Dama de la Cruz Roja de Guadalajara, y junto a la reina y algunas infantas de la Casa Real perteneció además a la Junta de Damas del Hospital de la Princesa y a otras instituciones similares, siendo además la primera mujer en ocupar una concejalía en el Ayuntamiento de Guadalajara, la de Beneficencia y Sanidad en 1927.

Juan Pablo Calero Delso nos cuenta con detalle aspectos de la vida de nuestra protagonista, detalles como que vivió su acendrado catolicismo muy aplicado a lo social y político. Fundó hacia 1918, en plena Edad de Plata, el Sindicato Obrero Femenino de la Inmaculada Concepción de Guadalajara, probablemente el único sindicato confesional católico de la provincia que no agrupaba a agricultores, con el lema “Trabajo cristiano, justicia y caridad en su organización, unión y solidaridad en los agremiados”. Con sede social en la iglesia de Santiago Apóstol y como consiliario el sacerdote Francisco Mariño, ella misma como presidenta, organizó actos y agrupó a criadas domésticas junto con grandes damas.

Fue además la primera mujer que ocupó una concejalía en la provincia de Guadalajara, durante la dictadura del general Miguel Primo de Rivera, periodo en el que se le concedió a la mujer derecho a voto, algo que no ocurrió en Suiza hasta 1971. Sería en enero de 1927, presidiendo la primera sesión por ser el concejal de mayor edad, formando parte de las Comisiones de Agua y Arbolado y de Beneficencia, Sanidad y Limpieza. Recibió en 1931 la Cruz de la orden civil de Alfonso XII. Fue la delegada en Guadalajara del Patronato Real para la represión de la trata de blancas, que había sido creado mediante un Real decreto del 11 de Julio de 1902 y que se había reorganizado en 1917, en la Edad de Plata, al que pertenecían damas presididas por Infanta Isabel de Borbón, conocida popularmente como La Chata.

Las Damas enfermeras de la Cruz Roja

Como ya ha sido indicado, formó parte del primer grupo de Damas Enfermeras de la Cruz Roja Española, un cuerpo fundado por la Reina Victoria Eugenia que, en palabras del doctor Fernando Calatraveño, «es sencillamente la señora que llevada de hidalgos sentimientos patrióticos y de generosos impulsos caritativos, sin abandonar por completo su vida ordinaria social y sus deberes de esposa, madre, hija o hermana, dedica, transitoria y accidentalmente, horas y aún días tal vez, al voluntario y desinteresado auxilio y consuelo de sus semejantes».

Su reglamento fue aprobado por Real Orden de 18 de mayo de 1917 con arreglo al artículo 4º del Real Decreto de 28 de febrero, examinando en 1917 y dando entrada a 132 pioneras de este novedoso Cuerpo sanitario, incluída Elena Sánchez de Arrojo, copia de lo que llevaban haciendo hacía siglos las Hermanas de la Caridad, pero damas cercanas a la reina.

Intentó abrir un hospital en Guadalajara, y perteneció a la Junta del Hospital de la Princesa de Madrid. Promovió multitud de actos sociales para los pobres, como la entrega de 400 cartillas de ahorros a otros tantos escolares de la ciudad Guadalajara, iniciativa de la sociedad La Mutualidad Infantil que llevaba su hijo, el capitán Víctor Martínez, y del Instituto Nacional de Previsión. También presidió la Asociación del Rosario Perpetuo, y formó parte de la Junta Directiva de la Asociación La visita del soldado, fundada con motivo de la Guerra de Marruecos y que presidía la duquesa del Infantado.

Llegó a escribir «¡Qué edificante y conmovedor lo que aquí observo! Ya es un grupo de señoritas enseñando labores a jóvenes obreras, fortificándolas en su dolorosa lucha por la vida, ya otras instruyendo a los obreros para apartarles de sus más mortales enemigos, aquellos que les arrastran a la abyección y la miseria, el alcoholismo y la blasfemia, otro grupo cosiendo para los pobrecitos, otro llevando a sus frías viviendas calor de caridad, auxilio y consuelo, otros uniéndose para cantar alabanzas a Dios en sus iglesias».

Su obra escrita

Algunas de sus obras literarias fueron las siguientes:

Hágase tu voluntad y Un ingrato a la ciencia, libros de prosa editados en un volumen conjunto en el taller tipográfico del Colegio de Huérfanos de Guerra de Guadalajara en el año 1906. En teatro “una conferencia humorística sobre El hombre, original de Dª Elena Sánchez de Arrojo”, en la gala benéfica organizada por Roma, el periódico de la rama femenina de Acción Católica, en 1913, en el teatro Infanta Isabel de Madrid.

En 1915 publicó El padre Mabuti, en la imprenta de Cleto Vallinas, una novela de casi un centenar de páginas con prólogo del padre Albino Menéndez Reigada y que fue la más famosa de sus creaciones literarias. Al año siguiente dos obras de teatro: Alma máter, y Juan Crisóstomo... ¡mártir!. En 1920 también con motivo de una gala benéfica se representó en el Teatro Principal de Guadalajara un sainete titulado La llave de la gloria. Una vez que comenzó su actividad en la enfermería se centró en el El consultor de la dama enfermera, o años después Algo de puericultura, etc.

Los últimos años de su vida los pasó escribiendo poesía, una poesía casi mística que la acompañó hasta el 28 de junio de 1947, el día en que murió en su casa de la plaza de Boixareu Rivera (antes de Jáudenes), número 27 principal, de Guadalajara, a los 90 años de edad, para recibir sepultura en su cementerio, al día siguiente.

Una católica convencida, confesa públicamente, trabajando por la mujer pobre en plena Edad de Plata, instrumento dilectísimo para llevar la enfermería de las Hijas de la Caridad a la vida civil, absolutamente ignorada por la historiografía laicista como si sólo mujeres ateas hubiesen hecho prosperar la condición de la mujer…

CONTRA FACTUM NON VALET ARGUMENTUM.


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