Universidad de La Habana

La Iglesia Católica merece una especial mención en relación al legado universitario y cientifico que ha dejado en el Caribe

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Por sorprendente que le pueda parecer a más de uno, la primera universidad cubana no la inauguró Fidel Castro: ya estaba funcionando hacía mucho tiempo cuando llegó él. La Universidad de La Habana (UH) fue fundada el 5 de enero de 1728 por los frailes Dominicos pertenecientes a la Orden de Predicadores, siendo fray Tomás Linares del Castillo su primer rector y contaría entonces con las cátedras de Cánones, Leyes, Medicina, Matemáticas, Gramática, Teología y Filosofía.

El primer maestro de Cuba fue el sacerdote católico Padre Miguel Velázquez, mestizo de español e india, y sobrino de Diego Velázquez, que fue nombrado maestro en la Catedral de Santiago en 1544. La Iglesia Católica fundaría también las instituciones educativas del Seminario de San Carlos y San Ambrosio, en 1769, donde realizaron su gran labor educativa los Padres José Agustín Caballero y Félix Varela, y el Colegio El Salvador, por José de la Luz y Caballero, en 1848.

El primer nombre de la UH fue Real y Pontificia Universidad de San Jerónimo de La Habana, siendo el Papa Inocencio XIII y el rey Felipe V de España quienes autorizaron su fundación, y fue su primera ubicación el convento de San Juan de Letrán, hoy lamentablemente desaparecido, situado en el que fuera casco histórico colonial de la ciudad (en lo que ahora se conoce como La Habana Vieja).

Fue una de las primeras universidades latinoamericanas en adoptar la Autonomía Universitaria, que fue rota desde la llegada de Fidel Castro al poder y por la implantación del credo de que «a Universidad es para los revolucionarios».

Su logotipo inicial no dejaba lugar a dudas sobre su origen: el Cordero de Dios sobre el Libro mencionado en el Apocalipsis, símbolo del Convento de San Juan de Letrán en el que tuvo la UH su primera sede, el mastín que representa la Orden de Predicadores o dominicos, que sostiene la antorcha de la sabiduría bajo la iluminación de la estrella divina, y san Jerónimo, escribiendo la Vulgata en la cueva haciéndole compañía de un león salvaje. En su actual Aula Magna reposan los restos del Padre Félix Varela y los de Carlos Finlay .

CONTRA FACTUM NON VALET ARGUMENTUM


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