Santoral

Beato Bernardo Hoyos

Profundiza en la Devoción al Sagrado Corazón de Jesús y la difunde, gracias a un amigo sacerdote que ha de predicar sobre el Amor Eucarístico el Día del Corpus

Las almas buenas viven en continuo trato con el Señor como lo hizo Santa Teresa de Jesús, o también Santa Clara, por poner algunos ejemplos, esperando siempre su Venida hasta que Él vuelva. Hoy celebramos al Beato Bernardo de Hoyos, quien intimó con el Señor cumpliendo aquello que decía la Santa abulense sobre la Oración “que consistía en hablar largos ratos con Quien sabemos nos ama”. Natural de Torrelobatón en Valladolid, nace en el año 1711.

Su nombre completo es Bernardo Francisco. El motivo de llamarse así es dada la Devoción que tenían en su familia, de un lado a San Bernardo de Claraval, reformador del Císter; y, por otro lado, a San Francisco de Asís, fundador de los franciscanos. Llegado el momento tuvo que incorporarse a estudiar tal y como estaba prescrito entonces. Estudiante en los colegios de jesuitas de Medina del Campo y Villagarcía de Campos, tal fue su madurez que con tan solo 17 años emitió los votos perpetuos ingresando en la Compañía de Jesús.

Todo se produjo tras un examen minucioso donde se veía la llamada de Dios en ese adolescnte que se mostraba dispuesto a seguir el carisma de San Ignacio de Loyola. Ya en la capital vallisoletana estudia en el Colegio de San Ambrosio - actual Santuario Nacional de la Gran Promesa - donde profundiza en la Devoción al Sagrado Corazón de Jesús y la difunde, gracias a un amigo sacerdote que ha de predicar sobre el Amor Eucarístico el Día del Corpus.

Así descubre especialmente al Señor Sacramentado y su Divino Corazón. Todo esto hace que los superiores vean en él una persona que pueda acceder al sacerdocio a temprana edad. Ordenado, por ello prematuramente, sacerdote desde la normativa de entonces, enferma de tifus poco tiempo después. El Beato Bernardo de Hoyos muere en 1735.



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